Por Ernesto Vera
Desde hace meses vengo observando una nueva campaña de la oposición cubana. Me refiero a “CubaDecide” protagonizada por la hija del líder histórico del Movimiento Cristiano Liberación (MCL).
Conocí a Rosa María Payá durante mis visitas al centro de internet de la Embajada de Suecia en la Habana. La vi como una mujer fría, anclada a la herencia de un apellido que le quedaba muy grande. Rosa María no hablaba con casi nadie, era distante, altanera y muy alejada del pueblo. Su nombre nace a raíz de la tragedia de su progenitor. ¿Antes qué hizo ella además de estudiar?
Estoy hablando del año 2013 en que venía construyéndose su figura después de la muerte de Oswaldo Payá. Se necesitaba una nueva cara para el Movimiento que diera continuidad a estos proyectos reciclables de plebiscitos y recogida de firmas.
Y como los cubanos somos tan dictadores y dinásticos qué mejor para la continuidad que escoger a la hija del líder histórico. Y así surge Rosa María, una muchachita llena de miedo y que no estaba preparada para llevar sobre sus hombros el enorme legado de su padre.
La primera campaña de importancia de Rosa María fue luchar por que la Sección de Intereses de los Estados Unidos en la Habana le concediera el refugio político, pues, según ella, su vida corría peligro. Y le concedieron el refugio, sin embargo, meses después entraba y salía de la isla sin que le pasara nada.
Ahora, ante la nueva Constitución que piensa aprobarse en Cuba la Payá está decidida a implementar su Cuba Decide. Solo que en vez de proponer a la población un pergamino con nuevas propuestas para que los futuros electores propongan las mismas en las asambleas que habrán de realizarse, ha optado por la fracasada estrategia de provocación para generar las pobres noticias en Radio Martí.
La «iluminada» hijita de papá y el corrupto e inepto José Daniel Ferrer García de la UNPACU nos proponen la desobediencia civil. ¿Estarán locos o quieren seguir ganando dinero sin arriesgar el pellejo? ¿Me pueden decir los promotores a cuántos millones de cubanos sumarán a la desobediencia civil? ¿Cuántos cientos de miles serán arrestados?
La respuesta es: unos pocos, los mismos de siempre, un puñado de activistas tratarán de ir a las asambleas, previa información al G2 para que éstos los detengan antes de llegar a su destino y de ahí no pasará.
El que conoce bien del tema Cuba sabe que no habrá ni rebelión popular ni desobediencia civil ante el proyecto de reforma de la Constitución. Desgraciadamente los cubanos están interesados en comer mañana, en irse del país y luego regresar a especular y gastarse los dólares en tiendas y hoteles. Esa es la realidad cubana, lo demás es cuento y politiquería.
Hace unos días concedí una entrevista exclusiva al programa de Juan Juan Almeida y cuando me preguntó por qué no escribía mucho sobre el tema de Cuba y la oposición le respondí que no veía ningún proyecto viable y mucho menos un líder capaz de conducir.
Ojalá surjan auténticos líderes que sepan guiar al pueblo cubano y muestren el verdadero camino para que se logre aprobar una mejor Constitución donde todos tengan garantizados sus derechos.
La opción no es la desobediencia civil que proponen sino una masiva participación ciudadana que aporte elementos y que luego vote SI O NO. Un poderoso movimiento ciudadano que logre modificar las propuestas que conducen al totalitarismo y mantenga las aperturas que se vienen dando. Eso es lo que necesita el pueblo de Cuba y no más teatro y shows de 4 gatos.
De todos modos, ya compré mi ticket para sentarme en mi palco y desde allí ver, cuando menos, a los 3 millones de abstenciones en el Referéndum que habrá de realizarse en el 2019. Sólo así podremos decir que asistimos a una buena obra de teatro. Quiero ver los resultados